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jueves, enero 25, 2007

Los Bukis

No estoy seguro de cuándo fue la primera vez que escuche sobre la relación alcohol=literatura, aunque lo más probable es que fuera durante la preparatoria, en los talleres literarios, donde muchos descubríamos a Bukowski, algunos más a Poe, y otros a Lowry. En particular recuerdo el comentario de un contertulio: ya que no puedo escribir como Bukowski voy a beber más que él. No era el único que pensaba así. Al menos mi círculo social estaba lleno de bukowskitos (bukis, pa los cuates), y aunque yo también -como no- bebía olimpicamente y a la primera provocación, supongo que fue entonces cuando empecé a desconfiar de los escritores que se presentaban con la etiqueta de bebedores por delante. Quizá deba cambiar la palabra desconfiar por otra más precisa, digamos sospechar. Porque tanto así como desconfianza... pues no, pero sí la sospecha de que ahí había una justificación, un: como soy escritor, bebo; y su consecuencia más nefasta: no escribo, pero bebo: ergo soy escritor. También he conocido escribidores que no beben ni café porque lo consideran un método de manipulación gubernamental, y otros que son abstemios porque el alcohol les atrae tanto como a mí la contabilidad. Hay de todo. Pero los bukowskitos (fadanellitos, fantitos, etc...) abundan, y mucho más que los culturosos pretenciosos de Tijuana y la Condesa, aunque aquí no está de más precisar que estas especies se mezclan y mimetizan más de lo que usted, querido lector, podría imaginar.

Supongo que la primera vez que leí los relatos de Fadanelli, Yehya, Bares o Nachón, al igual que miles de lectores de ese legendario suplemento cultural del uno más uno dirigido por Huberto Bátiz, Sábado, quedé impresionado. Poco después se fue haciendo común encontrar textos canallas en los talleres literarios: textos que abundaban en excesos alcoholicos y sexuales, en el hastio de ser joven, universitario, inteligente y escritor (sic!!!). Pasó muy poco tiempo para que el realismo sucio de Sábado se conviertiera en ese existencialismo fresa lleno de vodka, cocaina y snif snif que hoy llena tantas páginas de libros, revistas, e incluso blogs.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Muy buenos los comentarios que haces sobre alcohol-escritor, igual puede aplicarse a otras sustancias en por ejemplo las artes plásticas, siempre habrá una manera de justificar las adicciones, se bebe, se esnifa o lo que sea por decisión o por gusto, creo yo.

10:21 a.m.  

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