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lunes, enero 22, 2007

Operativos Teletón


Ya se comenta en Tepito: vienen los operativos.
-Ayer andaban por aquí los de la PFP -dice un cliente-, bien tempranito, yo los vi cuando iba a trabajar.
-Simón, ya van dos veces que vienen -dice Nacho, el diler en turno, mientras pesa en una minúscula báscula digital los 20 grms de ecológica que compro al mes.
Yo guardo silencio, y pienso en los operativos: hasta donde yo sé las tienditas abren apartir de medio día, cuando el tianguis está en su mejor momento. Miles de personas hacen sus compras: piratería de DVD y CD's musicales; ropa con etiquetas de El palacio de hierro y Liverpool, distribuidas por farderos; software pirata (SAE, COI, NOI, BANCO, CAJA y PROD, de ASPEL, por poner un ejemplo, en un sólo CD pirata por $15.00). No soy un experto, pero no imagino operativos en las horas pico del barrio, que es cuando hay también más actividad. Las experiencias previas no han dejado buen sabor de boca: peatones y clientes heridos, confusión. Los riesgos son grandes y poco controlables. Por las tardes, después de las cuatro, algunas calles de Tepito se convierten en pasillos del Titanic. Es decir: pareciera que alguien dio el grito de alarma: ¡Todos a sus botes! es a partir de este horario, y hasta entrada la madrugada, que el barrio se quita la máscara folclórica de tianguis y muestra su cara de guerra. Coca y piedra, son el menú principal. Y en realidad no es necesario buscar mucho, desde las mismas escaleras del metro Lagunilla se pueden ver indigentes fumando en lata y en tubitos metálicos que parecen antenas de televisor. Sin embargo tampoco estas son las horas escogidas para los operativos.

Los operativos, al menos en los últimos meses, se realizan en la madrugada: cateando vecindades que sirven más como bodegas que como habitación. En ocasiones aprehenden a tres o cuatro narcomenudistas, pero por lo general se limitan a catear las bodegas de piratería, de donde se llevan toneladas de material.

Has ido al barrio al día siguiente de un operativo? yo sí. Uno imaginaría los pasillos y los puestos vacíos, pero las cosas siguen igual. Operativos Teletón, pienso: Eventos organizados para no deducir impuestos. Desde muy jóven aprendi esa lección, formando parte de la infame Federación de Estudiantes Politécnicos: yo era coordinador cultural de la FEP, y cuando había que organizar un evento sólo tenía que solicitar, mediante una carta membretada, una donación de bienes a la empresa de mi elección. Yo solicitaba 50 cartones de cerveza y ellos me daban 15. En la declaración fiscal aparecía un rubro de donación por 80 cartones de cerveza a organizaciones juveniles. Así nos tienen contentos, me decía el entonces líder de la porra, y ellos no pagan impuestos. ¿Qué se llevan en los operativos? ¿Los discos que no se vendieron y que ya no es posible reciclar? ¿La mercancía defectuosa? Entiendo que Nacho y sus clientes, entre ellos yo, estén nerviosos por los operativos; pero entiendo todavía más su tranquilidad. Me guardo mi mercancía en los yarbonclos y bajo a la vecindad. De alguno de los departamentos sale una vieja canción de los Creedence clearwater revival: Who can stop the rain.