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jueves, julio 12, 2007

Invisible


Sin duda alguna el libro que más me ha inquietado en los últimos meses ha sido El glamour, de Christopher Priest, a quien conocía por la recopilación de cuentos Un verano infinito (ambos en Minotauro). El glamour cuenta la historia de un triangulo amoroso compuesto por personas invisibles. Pero no invisibles en el sentido H.G. Wells o en el sentido Grant Morrison. Los personajes de El glamour son invisibles porque tienen la capacidad innata de pasar desapercibidos para el resto de la gente de una manera que llega a alcanzar lo sobrenatural; son auténticos marginados, inexistentes para la sociedad. A veces incluso para ellos mismos. Se trata de la invisibilidad de lo que no se quiere ver, de lo que no se acepta y nos asusta.

La historia está narrada desde distintos puntos de vista, y casi todos contradictorios. Pero lo que al principio puede parecer sin sentido o falto de rigor va cobrando forma durante el desarrollo. Otra prueba más de invisibilidad: los personajes, aunque viven los mismos eventos, niegan lo que los otros dicen, cambián o aumentan detalles, incluyen nuevos eventos. Ven y no ven.

No es ciencia ficción, ni fantasía -al menos en el sentido Harry Potter o LOTR-, en todo caso es un libro sobre cierto aspecto de la estructura de la Realidad. Poco abunda sobre las razones del ser invisible, sin embargo cuenta una historia dolorosa, llena de fantasmas y recuerdos deformados, de lazos que no se rompen y posibilidades que se van a la mierda.

Ahora sé que tengo que leer The prestige, esa otra novela de Priest y señalada como hermana mayor de The glamour, y en la que se basa la estupenda película homónima de Christopher Nolan. Un clásico contemporáneo.

2 Comments:

Blogger Paul Medrano said...

Uts, ya me dieron hartas ganas de leerla. La compraré, grazie por la recomendación

9:29 p.m.  
Blogger rojo uno said...

Hola Rod. Espero estés bien y pronto recuperes el contenido del iPod.
Tu recomendación me ha dado nuevos bríos para intentar leerlo. La primera vez fue después de una cita con el dentista. Mal momento...

10:21 a.m.  

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