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miércoles, noviembre 07, 2007

Grindhouse

Lo admito, no pude esperar hasta el estreno en cines para ver Grindhouse. Ya había resistido la tentación de bajarlas de la mula, y cuando vi las primeras copias piratas me dije: esto debo verlo en pantalla grande. El fin de semana traicioné mi voluntad y compré Death proof y Planet Terror. Y lo cierto es que ya se ha hablado bastante sobre ellas. Que si Death proof es demasiado lenta y abusa de los dialogos, que si Planet terror es demasiado excesiva y abusa de los efectos especiales. Usted elija. En lo personal me gustaron ambas, sobre todo Planet terror, que aún necesito digerir para dar una opinión moderada. Primero vi Planet terror, tomé un descanso para salir a comprar comida china y regresé a ver Death proof. Hice bien en no esperar. Para entender la propuesta de Rodriguez/Tarantino es necesario ver las películas una tras otra, trailers falsos incluidos. Claro, sí tienes algunos conocimientos sobre cine y tv setentera mejor aún. Yo tuve la suerte de asistir en mi niñez a cantidad de funciones dobles y triples en cines de barrio, y aunque nunca he apreciado las películas de carreras y choques de autos o motocicletas, ni aquellas de insectos gigantes o de karatekas a go go, y mucho menos los diferentes tipos de explotaition (hoy en día tampoco me gustan pero con el estado de ánimo necesario y un buen toque resultan curiosidades casi antropológicas), la estética visual, los lugares comunes, y todos esos detalles (el envejecimiento artificial de la cinta, los fragmentos de cinta quemados, los rollos faltantes, las imagenes descuadradas, los trailers...) me llevaron a un viaje psicodelíco por mi niñez. Me pregunto cómo reaccionaran todas esas personas que en su vida vieron una de estas películas ni asistió a un programa doble, me pregunto si las referencias funcionaran; porque podrás ser muy fan de Tarantino o Rodriguez, pero sin entender las referencias se pierde gran parte del encanto. Quedaría la imaginación delirante de Rodriguez y los obsesivos detalles y dialogos a los que acostumbra Tarantino. Y qué decir de las autoreferencias, de ese universo paralelo en el que los cineastas han ubicado la mayoría de sus películas (ligadas todas por detalles como una marca de cigarros, una franquicia de hamburguesas hawaianas, o un comisario texano). Cine de homenaje, de referencias, de conecciones internas. Nunca antes envidié tanto un trabajo como el de estos dos tipos. Imposible pensar que debieron haberselo pasado bomba todo el tiempo.

pd.- Qué pesadito se me hace Eli Roth...

Escuchando: Psychedelic jungle - The Cramps