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miércoles, marzo 19, 2008

Emofilia

Claro, al igual que todos desapruebo las convocatorias a madrear emos. Y me desconcierta saber que la mayoría de estas convocatorias son lanzadas por tribus urbanas que siempre se han quejado por la intolernacia que la sociedad les ha mostrado (snif). Aunque la verdad no me sorprende comprobar la intolerancia de dichas tribus. Darketos, punks y metaleros siempre me han parecido grupos (e individuos) cerrados y obsesionados con sus propios ombligos. Aunque tampoco hay que generalizar. Ya sabemos que existen excepciones y que no son pocas. Sin embargo la onda emo sigue pareciéndome, por decirlo suave, extraña. Quiero decir ¿cuál es su onda? Alguien cercano me dijo que los emos se caracterízan por seguir sus emociones y sus sentimientos. ¿¿?? ¿Osea que el resto de la gente no hacémos eso? Por favor necesito asesoría, que alguien me cuente si estos muchachitos con sus hitler hairdos reivindican algo, si tienen a algún autor o filósofo de cabecera (como los punks y los darkis), si su postura estética implica algo más que verse triste y deprimido pero fashion. O en caso de que no reivindiquen nada (en la nada también hay algo) si están conscientes de su nihilismo (je, qué mamón soné)

viernes, marzo 07, 2008

Clive Barker on the stairs

Después de 4 semanas, descubro que el acceso a Blogger no estaba bloqueado en esta oficina. Je, ya me había hecho a la idea de no volver a bloguear en el trabajo. ¿Durará el gusto? Lo cierto es que aquí, a diferencia de mi trabajo anterior, se echa de menos el tiempo libre. Faltan horas, días de 27 horas por lo menos.

Ya no traigo las muletas, sin embargo el esguince no ha curado del todo. Ahora es posible verme por las calles avanzar con un ligero rengueo.

Y sí, la culpa fue de The Meteors, que nunca tocaron. Ches ojetes.

Dentro de las películas que me he encontrado últimamente destaca Valerie on the stairs, que más que ser una película es un capítulo de la última temporada de Masters of horror. Dirigida por Mike Garris y basada en una historia corta del maesse Clive Barker. En lo personal, como fan empedernido de Barker, me resultó interesante, no sólo por el autor, o por la historia (de la que hablaré después con más calma), sino por un aspecto particular de la misma: Trata sobre escritores. Todo transcurre en una antigua casona en la que una vieja y arruinada mecenas ofrece alojamiento y comida a escritores. Siempre y cuando el escritor en cuestión no haya sido publicado (el fulanito debe firmar un contrato en el que se compromete a abandonar la casa en cuanto publique algún texto). Ah, también es necesario que haya alguna vacante dentro de la casa, ya que como pueden imaginar los huespedes parasitan la mayor parte del tiempo. Algunas de las situaciones son muy inquietantes, sin embargo hay espacio para el humor. Imposible evitar la carcajada cuando el nuevo habitante -el protagonista- le confiesa a alguno de sus vecinos que "aquí hay gente muy rara", y el vecino (genial Christopher Lloyd)le contesta: ¿Qué esperabas? ¡somos escritores!

Por cierto: aprovecho para enviar un saludo al lobito desdentado que me apodó John Holmes... caray, eso de alimentar las fantasias de otros no deja de frikearme.