Era de esperarse, pero uno es fan -carajo-, y tiene que verlo por su cuenta. Ni la sombra de los hermanos Wachowski me amedró. El reparto era otro atractivo (aunque
Natalie Portman no termina de convencerme -digan lo que digan de
Closer). Pero las señales eran claras. La más significativa:
Alan Moore no quiso que apareciera su nombre en los créditos. Así que ya estaba avisado. Bajo mi propio riesgo.
Por ahí leí una reseña que decía que en no sé qué festival (
Cannes o
Sundance, uno de esos) la película había causado muy buen impacto e incluso una especie de debate sobre el terrorismo. ¿De plano? Quizá no debería sorprenderme eso, de un tiempo para acá pareciera que nos conformamos con muy poco (hablo de cine, pero el lector puede aplicar el comentario al ambito que guste). ¿De qué otra manera entender el hype de una película como
Hostel? Cierto que
Takashi Miike hace un cameo, cierto que las escenas gore son disfrutables, y, sobretodo, cierto que
Tarantino la anuncia como la película américana mas aterradora de la decada (bueno, después de todo no la produjo de a gratis), pero eso al menos a mí, no me basta.
Lo lamento por
Alan Moore (no es la primera vez ni será la última que una de sus obras es deformada en cine)... aunque veamos el lado bueno. Quizá, sólo quizá, esta vasofia haga que más gente se acerque a la obra de Moore y la disfrute como se debe.