
La verdad es que tenía mis dudas sobre cómo irían las cosas en Xalapa. La idea de que un premio nacional de literatura policiaca hubiera sido convocado por una institución policiaca no dejaba de hacerme ruído. También tenía un poco de miedo de encontrarme un puñado de intelectuales por cuales tiranetas con los que tendría que convivir. No fue así. Al menos con los ganadores del concurso de cuento. Resultó que a algunos ya los conocía de forma indirecta, o sólo por nombre, pero como en los resultados aparecieron los nombres completos pues no los ubicaba. De Paco Haghenbeck había escuchado cosas muy buenas y comprobé que no se equivocaban (además me regaló un ejemplar de
Crimson). A Benito Taibo, que por cierto no pudo ir, sólo lo conocía de nombre. Y Salvador P Medrano Leyva... pues no sabía que era
Paul Medrano, de quien había leído algunas cosas en medios electrónicos.
Me sorprendió la seriedad y organización del evento, la atención que tuvieron para con nosotros. Aunque demasiado tarde caí en la cuenta que mi camiseta de la lata Campbells de Andy Warhol fue tomada por algunos como un guiño a uno de los jurados: Federico Campbell, que andaba por ahí y de quien por cierto no he leído nada (mea culpa).
Ya vio tu playera el maestro? Qué te dijo? Me preguntó una de las organizadoras. El maestro? pensé. El fantasma de Andy Warhol andará por aquí? Puse cara de "no entiendo", pero cuando entendí ya era tarde. Qué feliz casualidad, dijo uno. Nah, eso no es casualidad, dijo otro. Y hubo varias sonrisas maliciosas. Así que tuve que ponerme el sueter y aguantar el calor de Coatepec mientras duró la comida. La cereveza oscura y la plática con Oscar David Cruz, Alejandro Navarrete y Mauricio Alvarado, hizo que olvidara el incidente. John Carpenter, Nip/Tuck, Star Wars, Ahí viene Cascarrabias, Freddy Krueger y Chucky el muñeco diabólico fueron, entre otros, los temas principales. Contraste enorme, comparado con otras platicas hechas en la misma mesa y en las que sonaron nombres de orquestas rusas, se analizó la situación de Cuba y el ego de Fidel Castro, se habló del minimalismo de Bellatin y de leyendas centro europeas. No faltó el comentario sobre lo amañado de los concursos y las mafias literarias, en particular el Premio Puebla de CF. Pero me sorprendió que el emisor de tales sentencias (según quien contó la anécdota) fuera alguien que conozco y que en alguna ocasión ganó dicho premio. La anécdota incluía otro dato un poco duro, del mismo autor, quien no participó en este premio porque "no quería ayudarle a la policía, iba contra sus principios"... Madres!!! Digo, qué chingados tiene que ver la magnesia con la gimnasia?
En fin. Anécdotas o chismes, da igual. Yo me quedo con el buen sabor de boca de la experiencia, las nuevas amistades, la generosidad y hospitalidad xalapeña, y tres costalitos de aromático café.
Y esa camiseta de la lata Campbells... voy a volverla pijama.