Nacionalismo cinero
Ha sido interesante ver las reacciones por dos eventos cinematográficos recientes: los diversos premios y nominaciones a tres películas dirigidas por mexicanos; y Apocalypto, la película de Mel Gibson que se desarrolla en el contexto de la antigua cultura Maya.
Los premios y las nominaciones han generado una euforia injustificada, no es extraño escuchar comentarios del tipo: El cine mexicano conquista Hollywood, o El cine mexicano ya está al nivel de Hollywood. A nadie se le ocurriría poner en duda el talento de Del Toro, Iñarritu y Cuarón, (Hasta el Pelele se subió al tren) pero el cine que representan no es el mexicano. Usted, querido lector, seguramente cinéfilo empedernido, evalúe la calidad de algunas de las películas estrenadas durante 2006 y que no sólo fueron dirigidas por mexicanos, sino actuadas, filmadas, y producidas aquí: Así del precipicio, Los pajarracos, Efectos secundarios, Cansada de besar sapos, Un mundo maravilloso, Bienvenido paisano, Hijas de su madre: las Buenrostro, y por supuesto, no podemos olvidar a la más taquillera: Una película de huevos.
Como pueden ver: efectivamente, pa' sentirnos orgullosos.
En cuanto a la película de Gibson -una película de acción que bien pudo haber estado ambientada en la antigua Roma, Grecia, Egipto, Japón, o en cualquier tribu africana-, las reacciones han sido aún más exageradas. Ahí tienen a investigadores (antropólogos, indigenistas, etc) despotricando contra el "alchólico Gibson", que según ellos ha ofendido y degradado a los mexicanos con su "bodrio", ya que presenta a los mayas como sanguinarios y crueles, y no muestra ninguno de los grandes logros de dicha civilización. No puedo opinar sobre la fidelidad histórica de la película ya que no se trata de una película histórica ni de un documental (y de que no sé un pito de historia sobre los mayas, pa acabar), sino porque se trata de una película de acción que, insisto, bien podía haber esstado ambientada en cualquier otro lugar. Resulta al menos original que Gibson haya elegido a los mayas como marco histórico y no romanos, griegos o samurais. El detalle de que la película esté hablada en maya me parece también un punto a favor. Hubiera sido muy fácil caer en las simplificaciones que exige el mercado gringo y ver mayas prehispánicos hablando inglés. No digo que sea una gran película, pero el defecto más destacable que le encuentro está en la producción, bastante piñata en particular con las pirámides.
Qué fácil resulta distorsionar las cosas nacionalismos mediante. Recuerdo una novela de Kurt Vonnegut: Madre noche. En ella el protagonista, acusado de doble espionaje durante la segunda guerra mundial, dice que si hay una bandera por la que en verdad daría la vida, esa sería la bandera que represente su nación de dos (ese país formado por él y su amada), verdadera patria.
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